MIÑA CASIÑA

Serantes, 13
BAION – VILANOVA DE AROUSA (PONTEVEDRA)
Teléfono: 622 114 674

Galicia tiene rincones maravillosos. Escondidos en esos rincones han estado desde hace más de 300 años los llamados Furanchos.

Se trata de un lugar, donde los propietarios de una casa privada, hacen vino para consumo propio y los excedentes de esa producción se ponen en circulación vendiéndolo a particulares, acomodando un lugar de la vivienda y acompañándolo de algún manjar típico de la zona, principalmente queso, empanada, tortilla… todo casero  para tapear con el Albariño. También se denominan Loureiros  porque colocaban fuera, en un lugar visible, una hoja de laurel como señal de su actividad para anunciarse.

Estos locales han ido evolucionando y hoy se han transformado en lugares más acogedores y algunos decorados con muy buen gusto, tanto que algunos abren al público todo el año y no en la estacionalidad a la que están obligados por ley, y se han transformado en auténticos restaurantes, como es el caso de Miña Casiña, que mantiene el tradicional aspecto de furancho, se entra por la puerta que da acceso también al jardín de la vivienda privada, pero el resto es un local que no tiene que envidiar nada al restaurante más exquisito de la zona.

Situado en un entorno maravilloso en el corazón de las Rías Baixas, rodeado de plantaciones de Albariño, te conquista nada más entrar, su proliferación de detalles de buen gusto en una decoración rustica y elegante a la vez.

Desde que traspasas la puerta común al jardín, que comparte con la vivienda, con los detalles de la pequeña fuente, o el estanque, es un no parar de admirar la cantidad de objetos que conforman su acogedora decoración.

Redes de pescador a modo de cortinas o visillos, pequeños barriles hechos maceteros.

Y destacando una serie de muebles de madera hechos por un artesano de la zona, aprovechando las yuntas de los bueyes o las ruedas de los carros y otros utensilios agrícolas, con un gusto y una calidad soberbia.

El resto una mezcla de madera y piedra de la zona combinando mantelerías estampadas con otras de un rojo vivo, que da al ambiente un colorido acorde con el resto.

Y al frente de todo esto y en los fogones está Sonia Castro, una gallega encantadora sabedora del oficio y con una gastronomía de altura.

Su cocina basada en los productos frescos de la zona, marisco de la ría y verduras de su huerta, acompañados, como no, del Albariño de su bodega.

Para morirse sus arroces. Nosotros probamos el de bogavante, soberbio en sabor.

Y el que llaman Paella de Mariscos, que es espectacular, apenas se ve el riquísimo arroz que hay en el fondo, cubierto por la cantidad y calidad de la mariscada que lleva encima.

Como entrantes, deliciosa la Empanada de Choco, de maíz que le da una textura crujiente muy original y El Crep de Centolla cuya masa está hecha con el propio caldo de la centolla y ligeramente caramelizada, buenísima.

El postre una de sus especialidades,  La tarta de queso de tetilla, sublime.

Y ya como colofón sus chupitos. No os perdáis «el mini café irlandés», una copita de orujo de café con nata, original detalle para terminar una comida fantástica.

CASA ESPERANZA

Rúa de Luis Taboada, 28
VIGO
PONTEVEDRA
Teléfono: 986 22 86 15

 

 

Me gustó el color malva de sus manteles. Es uno de mis favoritos. Se ha escrito mucho sobre este color del que existen al menos 40 tonos. En la antigüedad el color de los poderosos. El violeta símbolo de la eternidad relacionado con la magia.

Actualmente se asocia más con la originalidad, la sensualidad, lo femenino; era el color favorito del Art Nouveau y sobre todo dicen que aporta paz. Y es posible que todo esto contribuya a que la velada en Casa Esperanza transcurra tranquila, disfrutando del ambiente  que junto con sus paredes en piedra y la tarima del suelo hacen un conjunto que invita a relajarse y saborear su excelente cocina.

El restaurante es uno de los más antiguos de Vigo, situado en pleno centro, al lado del parque Alameda y el paseo marítimo. Su cocina es tradicional basada en el producto gallego con una muy buena calidad. Tiene el detalle original de presentarte la carta en un cuaderno de anillas escrita a bolígrafo, algo que choca en un principio al no llevar precios, pero te aclaran que son  las especialidades que tienen en el día y si quieres saber lo que cuesta el plato tienen también la carta impresa y en la puerta del local.

Sus pescados son deliciosos, probamos un Rodaballo al horno con un sabor sublime y unas Cocochas al pil pil  hechas en cazuela de barro, una ración abundante con su riquísima patata gallega, deliciosas.

Ahora bien la sorpresa vino con sus fantásticos Mejillones en escabeche, ¡algo espectacular!, imprescindibles. Ya jamás podré abrir una lata sin hacer una comparación y recordar la exquisitez del plato. En el viaje a Galicia los he probado en otros establecimientos pero como aquí en ningún sitio, por si solos merecen la visita.

 

O’SOLAR

Otero Pedrayo, 15
CAMBADOS
PONTEVEDRA
Teléfono: 986 524 232

 

Como dice la canción de Joaquín Sabina  “que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver” es cierto que cuando recuerdas un sitio pasados los años tiendes a exagerar todo lo bueno del recuerdo. La nostalgia hizo que volviese a este restaurante donde probé las primeras zamburiñas de mi vida, y desde luego no me defraudó la experiencia.

El local está situado un poco lejos del centro, de forma que es difícil dar con él si no lo conoces, no sé si será el mejor de Cambados pero desde luego está a la altura de los mejores.

Con una decoración clásica, romántica, sus manteles con encajes; sus lámparas de pie antiguas, con pantallas de tela terminadas en flecos; la preciosa cerámica de su vajilla; los detalles de la decoración en las paredes, como ese pequeño lavamanos colgado, o las plantas naturales y las alfombras pasilleras, y esa luz natural que penetra por las ventanas, conforman un entorno muy agradable. Es como un pequeño chalet que tiene mucho encanto.

En cuanto a la comida, ¡qué decir!, repetimos zamburiñas ¡cómo no! y realmente estaban tan maravillosas como recordaba, y la ración… bueno ya sabemos cómo se las gastan los gallegos, en Madrid te ponen media docena pero aquí os dejo la foto y no hacen falta palabras. El marisco estupendo, los pescados en su punto y una tarta de almendras casera especialidad de la casa que todavía estoy saboreando. La atención muy familiar y cordial.

En resumen una excepción a la canción de Sabina, porque lo único que faltó de la anterior ocasión fue parte de la compañía, un buen amigo, que se fue para siempre y al que echo de menos en estas ocasiones, porque las sabía disfrutar tanto como yo.

 

CASA RITA

 
Carabela La Pinta, 17
BAIONA
PONTEVEDRA
Teléfono: 677 068 365

 

Era un mal día, lunes, según nos comentó disculpándose por la falta de variedad en el producto, no pudimos quedarnos más días, pero si así es un mal día ¡cómo serán los buenos!. Sin duda la maestría, la honestidad y la humildad del buen gestor de su negocio, hace que Antonio Posada dueño de este restaurante, te reciba de este modo.

Casa Rita está situada en Baiona preciosa villa gallega de las Rías Baixas.

Su decoración en granates y blancos, paredes de piedra y detalles como las piezas de  cerámica de Sargadelos típica de la zona, o esas lámparas estilo Tiffany, nota de color sobre el mostrador repleto de las botellas, que forman parte de su bodega, lo hacen acogedor y tranquilo.

Me llamó la atención el detalle de los cabeceros de forja en el fondo pegados a la pared.

Se trata de un negocio familiar que raya en la excelencia. No tiene carta o si la tiene no importa mucho, mejor dejarte llevar por Antonio que te aconseja sobre lo que tiene y como está preparado y realmente no te defrauda, tanto en la comida, como en la recomendación del vino en maridaje perfecto, tiene un producto extraordinario. Hasta en el detalle final de ponerte unas toallas de verdad calientes para limpiarte las manos, en vez de los ya muy vistos cuencos con agua y limón o las espantosas envasadas con ese fuerte olor a limón que te ponen en la mayor parte de los sitios, dice mucho de la preocupación y esmero en la atención al cliente.

Nos recomendó unos percebes fantásticos  y unas almejas indescriptibles, pero lo que no te puedes perder son sus chipirones en su tinta, plato que su mujer a los fogones borda, junto con la increíble tarta de queso al horno, otro imprescindible, es receta original de la casa y la verdad es que es el mejor remate a la agradable experiencia.

 

Sin duda lo recomiendo y repetiré la próxima vez que vaya a esta maravillosa tierra.

Desde aquí mi más sincera enhorabuena por un trabajo muy bien hecho.

 

 

 

LA TRASTIENDA DEL CUATRO

Pablo Morillo, 4
VIGO
Teléfono: 986115881

 

Ya he estado en sitios en los que se mezclan estilos, objetos diferentes.

No es nuevo, se repite en locales y más de una vez en algún restaurante. Ahora bien, en La Trastienda del Cuatro, situado en el centro de Vigo junto al puerto deportivo,  todo es diferente y todo combina en perfecta armonía. Desde los ambientes, la terraza con un estilo informal y moderno; la entrada al local, una vinoteca con mesas altas muy concurrida y dentro tras unas estanterías, el restaurante, en donde nada desentona y nada es igual, los platos, los vasos, las sillas, todas diferentes. Una decoración ecléctica, mezcla entre lo nuevo y lo antiguo.

Los detalles se suceden, la alacena a modo de platero, destacando una báscula antigua; los cuadros; el rincón del sofá; las lámparas, todas distintas; la librería, con libros de variada época y temática, antiguos también; y así un sinfín de objetos mezclados con un gusto exquisito.

Antiguamente en el interior de los comercios existía ese espacio pequeño, la trastienda o rebotica, donde además de almacenarse algunos productos, servía de tertulia alrededor de una sencilla mesa a los visitantes de más confianza, donde a veces se ofrecía un café o un vino según la región o la costumbre, algo muy típico de los pueblos de antaño, por eso me parece tan acertado el nombre del local como homenaje a aquellas reuniones, en las que seguro se discutían las noticias y acontecimientos cotidianos y en más de una ocasión con influencia decisoria en la vida diaria de la aldea.

Es muy entretenido fijarte en cada detalle de la decoración mientras disfrutas de una comida, que para seguir el ejemplo, también es muy variada, mezcla de tradición y actualidad, producto de la zona, platos bien elaborados con un toque imaginativo con algún guiño oriental.

Fui dos veces, la cercanía del hotel donde nos hospedábamos y la buena experiencia de la primera vez nos hizo repetir.

Todo lo que probamos nos gustó.

La tempura negra de langostinos con infusión de soja y mermelada de tomate muy original

El tataki de jurel una recomendación del día que nos dejó impresionados.

El tartar de salmón con guacamole suave y brotes, extraordinario.

El pulpo a la sartén sobre crema de patata al ajo negro y crujiente de ibérico o los raviolis de confit de pato con crema de foie y mango

Únicamente resaltar que las raciones son muy grandes para este tipo de comida. Personalmente estoy acostumbrada a pequeñas degustaciones, ya que son platos muy especiados con acompañamientos y salsas contundentes. Pero en Galicia ya se sabe…la calidad se une muy a menudo a la cantidad.