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Pescando en la excelencia. Restaurante Las Redes

LAS REDES
Av. Los Soportales, 24,
SAN VICENTE DE LA BARQUERA, CANTABRIA

 

Una visita obligada si estás en Cantabria es visitar San Vicente de la Barquera, villa turística y gastronómica por excelencia, si lo que te gusta es el buen comer.

Hay muchos restaurantes para elegir y si vas en fiesta o en domingo, lo de aparcar y comer sin reserva, se hace difícil. Eso sí, cuando lo consigues empieza la fiesta.

Elegí este restaurante por una buena recomendación y  la experiencia estuvo a la altura de lo esperado.

El local es de tamaño medio y muy luminoso. Un comedor con las paredes de piedra y el mobiliario en blanco, con pequeños detalles marineros y una manzana roja como sencillo centro de mesa, dando color al inmaculado blanco del mantel.

Es un establecimiento de esos, en los que el producto es lo primero y se nota.

Me encantan las alcachofas y el maître, fuera de carta, me recomendó unas confitadas, riquísimas con un toque picante, muy originales.

 

Como segundos elegimos sus excelentes pescados salvajes

Merluza y Rodaballo. La guarnición de estos platos es un puré de patata emulsionado con pimentón de la vera y repollo por encima, delicioso.

 

Una cocina sin artificios, con los sabores de siempre y una calidad suprema.

Terminamos con unas fresas flambeadas, que pusieron el broche final a una comida de diez.

El personal muy atento y profesional,  remata una experiencia muy agradable y acogedora.

Da para más de una escapada. Hotel Costa Esmeralda Suites

COSTA ESMERALDA SUITES

C/ Julián Ceballos 53
SUANCES, CANTABRIA
Teléfono: 942 84 43 43

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Lo primero que impacta nada más entrar en el hotel, es el fantástico coche MG Midget del 54, expuesto en el lobby. Una maravilla, que te adentra en la pasión, que su dueño Ángel Cuevas, tiene por el automovilismo y que está impregnada en la decoración de las habitaciones y en los distintos detalles, que en referencia a ella, están repartidos  por el resto del hotel. Citas de pilotos escritas en las paredes, objetos diversos del mundo del motor, destacando en el parking interior la colección privada de coches que posee.

No en vano el hotel acoge cada dos años una concentración de Ferraris, época en la que la Suances se llena de dueños y amantes de este vehículo, llegados de distintos lugares. Este año ya está anunciada entre el 7 y el 10 de Junio.

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El Hotel Costa Esmeralda Suites está situado en un antiguo palacete cántabro con una impresionante fachada de piedra, sus blasones, la madera y el estilo rural, dan paso a una decoración interior, que combina las instalaciones más modernas de un establecimiento de cinco estrellas, con el encanto de un elegante estilo rustico.

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Un acogedor salón cerca de la entrada, con sus cómodos sillones frente a la chimenea y el detalle de una lámpara Tiffany, están en perfecta armonía con otras más modernas o las mesitas metálicas mezcladas con piezas más clásicas, como el escritorio de madera, fusión que enriquece un espacio perfecto para una lectura o compartir una copa después de cenar.

En cuanto a las habitaciones, elegimos una de las Junior Suites con jacuzzi.

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Es de grandes dimensiones con el jacuzzi frente a la cama y separada del salón, al que no le falta un detalle, por una puerta, lo que hace que la estancia en días en los que el clima no acompaña se haga infinitamente más cómoda.

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La decoración en tonos neutros muy suaves y cálidos, enmoquetada y con un juego de luces perfecto para crear distintos ambientes invita al descanso y el relax.

El hotel cuenta con otras instalaciones como piscina, solárium, terraza que no probamos por la climatología reinante, llovía sin parar.

Los desayunos increíbles, tanto los salados, como los dulces, la variedad y exquisitez así como la disposición y amabilidad del personal a cargo del comedor no tienen competencia.

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Disfrutamos también de la colorida y original cafetería Daytona en donde se puede degustar desde un coctel o una copa hasta un snack o picoteo informal. Cuenta además con salas de reuniones, restaurante y otras instalaciones acordes con la categoría del hotel.

Tiene una ubicación ideal no solo para disfrutar de las preciosas playas de Suances, a 400 metros de la de la Concha y a un kilometro de la de los Locos, sino también por su equidistancia a distintas zonas de la región, para poder disfrutar de distintas excursiones a los lugares tan mágicos que posee Cantabria.

Y no me puedo olvidar de la máxima atención de todo el personal sin excepción alguna, que están en todo momento pendientes de cada detalle, haciéndote sentir muy cómodo en tu estancia .

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Un lugar sin duda encantador al cual seguro volveré.

En un palacio cántabro dos estrellas Michelín. Restaurante Cenador de Amós

CENADOR DE AMÓS

Plaza del Sol, s/n
VILLAVERDE DE PONTONES, CANTABRIA
Teléfono: 942 50 82 43

En un pequeño pueblo de Cantabria, Villaverde de Pontones destaca un palacio del siglo XVIII, El Palacio Mazarrasa.

Este edificio es el que utilizaron Jesús Sánchez y su mujer Marián Martínez para ubicar su restaurante y en 1993 abrieron El Cenador de Amós.

Se me ocurrió llamar sobre la marcha, paseando por la zona y tuve suerte de que me diesen mesa el mismo día. Nada más llegar nos recibieron como si de los anfitriones de una casa particular se tratase, enseñándonos, en primer lugar el palacio. Rompiendo el hielo con un aperitivo de anchoas, como no podía ser de otra manera, pasamos a ver la fantástica bodega con unas 500 referencias, curioseando sin prisa sobre una colección, que el sumiller nos iba enseñando con la pasión de quien sin duda disfruta de su profesión.

A continuación subimos a ver la panadería, una instalación reciente, donde desde 2017 elaboran, con masa madre de harina de trigo ecológica, el pan, que luego vas a degustar con el menú.

En un pequeño salón con chimenea, antiguo comedor de la casa, con un precioso suelo de baldosas a juego con el friso de las paredes, pasamos a tomar otro aperitivo servido por un encantador murciano, que nos explicó el orden y la forma más adecuada de tomarlo. Exquisito comienzo para lo que venía después.

El comedor principal  está situado en lo que era el antiguo patio por donde entraban los coches de caballos. Reformado, conservando los arcos de piedra, la madera de castaño y roble, las puertas con cristal soplado, perfectamente combinado el espacio impolutamente blanco con detalles minimalistas más modernos, mezclado con algún mueble antiguo, hacen un conjunto luminoso y bellísimo.

Posee también otros comedores con una decoración diferente, aunque éste en el que estuvimos me pareció perfecto.

Y ¿qué decir de la cocina de un dos estrellas Michelín?, pues que aquí la calidad y esmero ya la esperas, y siempre nos sorprenden.

La cocina de Jesús se basa en el buen producto de mercado y temporada llevado al más alto nivel en la elaboración y presentación.

Tiene tres menús degustación.

Elegimos In-Esencia por recomendación especial del maître y desde luego fue un acierto. Además, tuvieron el detalle de cambiarme uno de los platos que componen el menú porque no me apetecía mucho, algo que en otros restaurantes no suelen hacerlo para un solo comensal, al ser menú cerrado.

Maridamos con un vino de la Ribera Sacra recomendación del sumiller que acompañó perfectamente todos los platos.

Empezamos con un crujiente de borraja y asado de verduras, riquísimo,

Una ensalada de bocado, lechuga de anero y vinagreta de mostaza, una fresca explosión de sabor.

Perfecto de foie sobre bizcocho de aceituna negra, increíblemente rico, los toques de la esfera de melocotón que acompañan, además de dar al plato una visión más preciosista, el sabor es inigualable.

La huerta de Navarra con licuado de guisante lágrima, la perfección hecha plato, deliciosas las verduras, el punto, el sabor en estado puro.

Cocido marino con anguila, verduras y bogavante,

De segundos  Un lenguado con vinagreta de tomate, el que me resultó más normal, estando rico también y  un más que excelente Ciervo a la parrilla con salsa de vino tinto,

De postre

Tallarines de mango y maracuyá con sopa cítrica, delicioso,

Y Chocolates de origen, praliné de avellanas y helado de café.

Como colofón el detalle final de los petit four, una presentación de diez, que me recordaba a una maqueta en miniatura  de una de esas habitaciones japonesas donde se realiza la ceremonia del té.

Mención especial al servicio de una profesionalidad, amabilidad y cercanía que nos hizo vivir una experiencia muy agradable.