Calle del Gral. Pardiñas, 34, MADRID Teléfono: 915 41 07 17
Allá por el 2010 descubrí un pequeño restaurante en la Calle San Bernardino, que me conquistó desde el primer momento. Coqueto, elegante y con una cocina extraordinaria. Todavía recuerdo aquellas patatas violetas con las que te recibían.
Hace años cambiaron su ubicación. Ahora en un local más amplio con una gran barra en la entrada, y mesas altas para un picoteo o cena más informal y una sala al fondo elegante, cómoda y a la vez acogedora que invita a pasar una velada tranquila.
En medio una interesante bodega que te va anticipando los caldos con los que puedes acompañar su extraordinaria carta.
Cocina de mercado aprovechando el producto de temporada, guisos, arroces, escabeches y sobre todo caza. Todo en un punto magnifico actualizado, no en vano acaban de darle un merecido Sol Repsol como regalo de su 13 cumpleaños. Se ve que este número es su suerte y su destino.
Otro de sus fuertes es que en muchos de sus platos ofrecen medias raciones. Es un detalle que yo agradezco porque me permite probar más cosas.
Empezamos fuertes, con unos extraordinarios Torreznos, sencillamente indescriptibles
Y para no bajar el nivel compartimos una Cecina extra de vaca gallega madurada
Son especialistas en guisos así no podíamos dejar de probar una deliciosa Carrillera de ternera en guiso tradicional, puré de patata y celeri, más conocido como apionabo.
Tenía que probar uno de sus emblemáticos platos y lo hice con media ración Pichón asado con gyozas y portobello al oloroso. No he sido muy entusiasta de la caza, quizás por esa experiencia antigua de su fuerte sabor, sin embargo en este caso el perfecto punto de la carne y el acompañamiento que suaviza y encaja perfectamente sin renunciar a su peculiar sabor, me encantó.
Fuera de carta nos ofrecieron un cordero que se deshacía en la boca, suave, sabroso, fantástico, por lo que concluyo que pidas lo que pidas aciertas.
Me gusta dejar sitio para el postre. Ya sabéis que es donde el restaurante se la juega. Un mal postre deja un amargo recuerdo pues es el final de la comida.
Nada que objetar en este caso. En el postre también son una maravilla.
Espiral de caramelo, bizcocho crujiente y manzanas al calvados en helado
Absolutamente recomendable. Mezcla de sabores y texturas deliciosas, a la dulzura del caramelo se une la textura suave y crujiente del bizcocho y el sabor agridulce de las manzanas al calvados que junto con la cremosidad del helado ofrecen una experiencia que se recuerda en el tiempo.
Savarin de cacao, cremoso de chocolate y helado de chocolate blanco
El savarín es un tipo de bizcocho originario de Francia. Fue creado en el siglo XIX por el famoso gastrónomo francés Brillat-Savarin, de quien toma su nombre. Se caracteriza por ser esponjoso y se elabora con harina, huevos, azúcar y levadura. Una vez horneado, se sumerge en un almíbar aromatizado, lo que le proporciona una textura jugosa y un sabor dulce.
En conjunto es un postre perfecto para los amantes del chocolate. La combinación del bizcocho húmedo, el cremoso de chocolate y el helado de chocolate blanco es perfecta para el broche de cualquier velada.
La atención por parte del equipo muy cálida y profesional.
En definitiva un lugar para volver y volver a probar todas esas cosas que quedaron en la carta y fuera de ella.
Paseo de la Habana 15 MADRID Teléfono: 918 31 55 41
Madame Sushita es un punto de conexión entre Oriente y Occidente, y esto se ve reflejado en todos sus platos. Inspirado en restaurantes de barrios emblemáticos de Nueva York, Tokio o Londres.
Uno de los aspectos que más destaca de este lugar es su decoración. Desde que entras y ves las grandes estanterías rojas, llenas de libros evocadores de clara inspiración oriental, hasta el suelo enmoquetado, los cómodos sofás, su coqueta terraza.
Todo esto crea una atmósfera única que te transportará a un mundo donde la cultura japonesa se fusiona con la de otros lugares del mundo.
Otro detalle que marca la diferencia en este restaurante es la cubertería y el menaje. La gran mayoría es artesanal, lo que resalta la presentación de cada plato que está muy cuidada.
El restaurante destaca por su impresionante interiorismo, con una iluminación tenue y acogedora que crea un ambiente muy agradable, lleno de coquetos rincones.
Además, en estos tiempos de turnos y prisas, el detalle de que puedas tomar un coctel después de cenar en una tranquila charla con amigos, es algo que yo personalmente valoro muy positivamente.
Tomamos una degustación de distintos platos, aconsejados por su personal tremendamente amable.
Un tradicional plato de la cocina japonesa, el Sashimi, en esta ocasión de salmón y atún de muy alta calidad presentado como suele ser habitual encima de una capa de hielo para conservar su frescura. Con la foto podéis ver que invita a repetir
Un surtido de Niguiris de salmón y pez mantequilla y las especialidades de Makis el Spicy tuna, compuesto de tartar de atún, aguacate y cebolla crunch con topping de mix de sésamo, salsa spicy y salsa jalapeño y California especial, langostino rebozado en panko, queso crema, aguacate y topping de verduras fritas con salsa de anguila, todo acompañado con wasabi y salsa de soja.
La frescura y la calidad de los ingredientes son clave en estos platos, y su preparación requiere de una gran habilidad y experiencia por parte del chef para lograr este resultado tan excepcional.
Para completar el picoteo fusión, unas Samosas de pollo de corral al horno con salsa de aguacate y lima
Otra mezcla que me encantó fue la Tempura de gamba roja con chili dulce, exquisito de principio a fin.
Y uno de los platos que no os podéis perder es el Tataki de solomillo al carbón con papas y mojo picón
El tataki, plato de la cocina japonesa que se prepara con atún o carne de res en esta ocasión. La carne se sella rápidamente en una sartén o plancha caliente para dorar la superficie, pero se mantiene cruda en el interior. Luego se corta en rodajas delgadas lo que le da una textura única y mantiene el sabor y la jugosidad de la carne y combina a la perfección con un plato tan típicamente canario como son las papas y el mojo picón una idea magnifica. Lo presentan ligeramente ahumado.
El final siempre es el postre, y debe estar a la altura. Aquí nos ofrecieron una Tarta árabe que fue el remate de una cena perfecta.
En definitiva, con los cocteles, con los que hicimos sobremesa, me quedaron muchas ganas de repetir y probar todos esos platos que me faltan.
En Berlín como en todas las grandes ciudades hay una gran variedad gastronómica.
Es evidente que en pocos días no he podido probarlo todo, aunque he intentado hacer una selección variopinta para un turista que quiera disfrutar unos días y comer bien.
Para desayunar elegimos un Café cerca del Hotel Catalonia Berlín Mitte donde nos alojamos y fue un gran descubrimiento.
YADA YADA breakfast club
Köpenickerstraße 93
Aunque no estéis alojados cerca, es un lugar altamente recomendable para desayunar, una comida o cena informal, un café o una copa.
Están abiertos todo el día. El local es muy acogedor y con un diseño singular con multitud de detalles, buen ambiente y buena música y una atención exquisita por parte de todo el equipo.
También tienen una pequeña terraza muy coqueta.
Foto de la web del restaurante
Su oferta gastronómica a base de sándwiches y ensaladas frescas, deliciosos pasteles, y un menú del día.
Nosotros desayunamos todos los días de nuestra estancia en Berlín y probamos su rica pastelería.
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Cerca también del hotel hay un italiano que nos aseguró una cena en la que los pies no daban ya para ir más lejos y fue una experiencia muy agradable.
DOLCETTO
Inselstr. 13
Es una típica trattoria, con pastas de muy buena calidad y una atención muy agradable.
A destacar unos Linguine Don Giovanni , una deliciosa pasta con gambón y salsa pesto.
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Después de visitar la nueva Sinagoga situada en Oranienburger Strabe, pasear por el barrio que la rodea es muy agradable y encontramos un Café-Bistró de esos que están fuera del circuito turístico y que te dejan una experiencia única.
YOU’RE WELCOME
Große Hamburger Strasse 16,
Foto de la web del restauranteFoto de la web del restaurante
Es un local que tiene más de 100 años, con un encanto especial. Sus mesitas de madera y mármol. Sus colores cálidos en la pared, los cuadros, lámparas, candelabros y el antiguo piano te transportan a otra época. Resulta realmente cálido y tiene un ambiente fantástico.
Probamos el típico Curry wurst con unas buenísimas cervezas.
Y lo mejor lo reservan para el final, o el principio según vayas a desayunar, comer, merendar o cenar.
Sus maravillosas tartas. Según ves la vitrina, no sabes cual elegir.
Nos decantamos por la Birnenstrusel, de pera, y otra de manzana, las dos deliciosas.
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Prenzlauer Berg es un barrio donde residen jóvenes profesionales y familias acomodadas, salpicado de tiendas y parques infantiles.
En la zona cercana a Kollwitzplatz y Helmholtzplatz, los antiguos edificios de antes de la guerra se han transformado en restaurantes variopintos y tiendas de diversa índole, artesanos y boutiques.
Cerca de allí encontramos un restaurante ruso muy interesante.
PASTERNAK
Knaackstraße 22/24
Con una decoración vintage y multitud de detalles, dedican su nombre al famoso autor de Dr. Zhivago con especialidades de la cocina tradicional rusa y judía.
Tienen también una gran terraza que debe ser muy apetecible con buen tiempo.
Probamos una exquisita pechuga de pavo con salsa de atún, corazones de alcachofas y tomates secos,
y Lamm Schschilick , una brocheta de cordero asado, patatas fritas, pìmientos asados, salsa de ciruelas y cilantro.
Lástima de no haber estado más días para probar más cosas de una carta muy interesante.
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A orillas del rio muy cerca de los lugares históricos de Berlín una noche cenamos en
CANA
Neue Roßstraße 11-12
Un restaurante árabe con una decoración clásica, con toques orientales y detalles como la pequeña jaima que tienen a la entrada.
Pedimos un menú con seis entrantes típicos que me encantan y que estaban exquisitos, alguno con bastante picante.
Humus de garbanzo, Cana Mazza (tomates, pimientos y especias con canela) éste era el más picante. Baba ghanoush, Mutabal…
Y de segundos
Shish-Tawouk, unas brochetas de pollo a la parrilla, servidas con patatas con hierbas, ensalada y una salsa especial de la casa. En su punto, muy rico y muy abundante.
Kafta a la parrilla cordero picado con perejil y especias árabes, servido con hierbas patatas, ensalada y dip de la casa
La atención por parte del personal excelente. También tienen terraza al lado del rio para el verano.
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Lo que también he descubierto es que las tartas en Berlín son increíbles. Y parar a media tarde, para tomar un café y un pedazo de cualquiera de estas delicias es una gozada.
Un ejemplo es el
CAFÉ ZUR ALTEN ZICKE
Am Nußbaum 8,
Foto de la web del restauranteFoto de la web del restaurante
En el precioso antiguo barrio de Nikolaiviertel. Es un local pequeño con encanto y una coqueta terraza. La atención de su dueña muy amable y profesional, también tienen una tienda al lado. Me tome una Tarta de fresas cuyo sabor todavía recuerdo.
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Y por supuesto tenía que probar algún restaurante típico alemán.
En este mismo barrio de Nikolaiviertel se encuentra uno de los que más me gustaron y altamente recomendable.
ZUR GERICHTLAUBE
Poststrasse 28
El edificio donde se aloja el restaurante fue construido alrededor de 1270 la primera vez, porque a lo largo de los siglos siguientes se volvió a reconstruir muchas veces.
La primera función para la que se construyó fue para albergar tribunales de justicia y después en el tiempo ha tenido diferentes funciones hasta que se convirtió en restaurante.
Tiene un par de salones en la parte superior para celebraciones y en la planta baja una sala preciosa, con bóveda de crucería que recuerda al Berlín antiguo y grandes vidrieras, el suelo de piedra y las mesas gruesas de madera y mármol, es un sitio que merece la pena visitar.
Su gastronomía se basa en platos de Berlín y Brandemburgo, alimentos de la propia región, cocina de mercado de calidad y nada de procesados, cocinados de forma tradicional con olla y sarten.
Tenía muchas ganas de probar unos arenques y este era el sitio
Filetes de arenque a las finas hierbas «Rostocker Edel» con salsa casera patatas al eneldo y ensalada fresca, una delicia.
Y el tradicional Codillo con choucroute y puré de patata.
Realmente impresionante. A los que me seguís en Instagram podéis ver un reel espectacular que muestra lo jugoso que estaba.
¡Todo ello cómo no! acompañado de una buena cerveza
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También probamos comida alemana en la zona del Hackescher Markt en
RESTAURATION 1840
S-Bahn: S5, S7, S75 (Hackescher Markt)
Algo más turístico por estar en una zona muy concurrida y comercial, un barrio donde se encuentran bares, discotecas o rincones como el Dead Chicken Alley callejón donde disfrutar del arte urbano en su máxima expresión.
La decoración es de la típica cervecería alemana en un local enorme y muy animado.
Recomendable königsberger klopse, unas albóndigas caseras, receta original de la casa, con salsa de alcaparras, puré de patatas y ensalada de remolacha
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En el barrio de Charlottenburg, donde están las tiendas de firmas de lujo comimos en
RISTORANTE ARLECCHINO
Meinekestrasse 25
Un local con varios salones, el de la entrada más informal con manteles de cuadros y un par de salones interiores más coquetos, con fotos de actores y actrices italianos en las paredes y pequeñas lámparas en las mesas, resulta muy acogedor a pesar de las dimensiones de la sala.
El equipo muy amable y profesional
Y la cocina a la altura de este tipo de barrio.
Empezamos con un Vitello tonnato
Muy rico el Risotto di mare.
Espectacular el Tagliatelle alla zarina, con grandes trozos de salmón un plato abundante y delicioso
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Una noche quisimos disfrutar de un poco de alta gastronomía y fuimos a
BALTHAZAR
Spreeufer 2,
Está en un rincón privilegiado junto al rio. Tiene una terraza que en las noches de verano debe ser muy acogedora.
El local es elegante con un par de amplias salas en tonos neutros, agradable y cómodo.
El personal muy atento y profesional.
Tomamos un menú compuesto por un primero original y fresco.
Char, espárragos y crema de queso con ajos silvestres en una crujiente cobertura brick con ensalada primavera
Y de los segundos el que más me gustó
Filete de dorada ‘royal’ con salsa de bogavante y polenta de batata de cacahuetes fritos
El otro también estaba a la altura, un plato de Cordero con espárragos trigueros y una salsa y guarnición exquisita.
Una Degustación de postres fue el dulce remate a una cena estupenda.
Köpenicker Str. 80-82, MADRID Teléfono: +49 30 24084770
Berlín es una ciudad vibrante y llena de contrastes, que te invita a explorar cada uno de sus rincones. Desde sus amplias avenidas hasta sus barrios más pintorescos, es una ciudad que no te deja indiferente. Grandes avenidas, grandes barrios, Berlín es una ciudad grande.
Quizás no sea una ciudad tan bonita como otras, pero sin duda impresiona por su gran cantidad de historia y cultura que se respira en cada esquina.
Es una ciudad que ha vivido momentos muy duros, como la división del muro que separó a sus habitantes durante décadas. Imaginar la vida cotidiana a un lado y otro sobrecoge cuando estás cerca. Pero también ha sabido reconstruirse y sanar sus heridas, convirtiéndose en una ciudad reconciliada con su pasado y con una gran riqueza cultural.
Es una ciudad muy amable, con poco tráfico y llena de zonas verdes donde se pueden escuchar los pájaros cantar. Su arquitectura es original y diversa, con edificios singulares que atraen a cualquier amante de la arquitectura. Además, Berlín es la ciudad del graffiti y del arte alternativo, lo que le da un toque bohemio y vanguardista.
Nos alojamos en el hotel CATALONIA BERLÍN MITTE. Está situado en un barrio bien comunicado y es funcional como otros de la misma cadena. Su decoración de tipo industrial y los graffitis en sus paredes le dan un toque muy original y moderno.
La amabilidad de su personal es excepcional y el que te hablen en español, es una gran ventaja para nosotros. Además, el hotel cuenta con cómodas instalaciones y habitaciones ideales para el perfecto descanso del excursionista.
En el patio que da entrada al edificio te recibe una escultura del famoso Buddy Bear, esculturas que están repartidas por todo Berlín y que se comenzaron a colocar en 2001, tienen diseños muy llamativos y es difícil no verlos si te pateas la ciudad.
Cuenta en el mismo patio con una terraza con mesas de madera, que con el frio que hacía estaba vacía y estoy segura será muy apetecible en verano.
Un enorme Lobby con diferentes rincones, resulta muy práctico y acogedor cuando vuelves de esas largas caminatas para tomar un café o una copa por la noche después de la cena. Con cómodos sillones, también el personal del bar está pendiente de todos los detalles.
La habitación superior es funcional con una muy cómoda cama y los servicios correctos
Lo que más me ha llamado la atención ha sido la ausencia de armario. Tienen en su lugar un burro para colgar la ropa. La verdad es que no me ha gustado mucho la idea. El hecho de que quede a la vista, toda expuesta, es algo a lo que no estoy acostumbrada. En cuanto a la limpieza un poco justita y la decoración sobria.
Tuvieron el detalle de bienvenida de ofrecernos una cesta con aceite de oliva, caramelos, algunos dulces y una tarjeta muy cariñosa.
Por todo ello la experiencia al final ha sido muy agradable y sin duda seguiré contando con esta cadena en mis próximos viajes.
Estoy encantada con la experiencia en ZEN Asian Supper Club.
Desde el primer momento, yo diría que, desde que llamas para reservar, la atención es exquisita y así se sucede durante toda la velada por parte de todo el equipo. Tanto Eduardo como Jeffrey, los maitres como el resto del personal están pendientes en todo momento del bienestar del cliente.
Foto cedida por el restaurante
El local es fascinante. Cuando entras, un pequeño y coqueto rincón, a modo de mesita de té, con una barra y unas cuantas mesas como para picotear, no te hace intuir lo que te espera en el piso de arriba.
Fotos cedidas por el restaurante
Precedida por unas mesas bajas para tomar un coctel, un pasillo con una mesa de DJ que funciona desde la comida a la noche, te guía hasta una gran sala con una decoración mágica.
Infinitos detalles, antigüedades originales de China, puertas, celosías milenarias, lámparas, el precioso tapizado de sillas y cojines, hacen del lugar una mezcla entre tradición y sofisticación, al estilo de los clubes de Londres y Nueva York donde buscan inspiración.
Con dos grandes barras a ambos lados de la gran sala principal, una, donde puedes ver como preparan sus originales cocteles y la otra, donde se disfruta de la elaboración de los sushis.
Al fondo una cristalera que esconde una terraza de la que no pude disfrutar al estar cerrada por la temperatura exterior, pero que pienso probar en cuanto llegue el buen tiempo.
Foto cedida por el restaurante
En cuanto a su cocina puedes encontrar platos tanto chinos, japoneses o tailandeses en una magnifica ejecución.
Tiene una carta muy variada donde puedes encontrar desde los variados sushis, sashimis o rolls, pasando por sus sopas tailandesas, dim sum, gyozas, brochetas, arroces y carnes exquisitamente preparadas.
Optamos por un menú degustación
Empezamos por una Sopa agripicante, la clásica sopa Schuan de pollo y setas, una delicia
Increíbles las Gyozas de pollo con vinagreta de soja
Mi primera vez en probar los Spicy Sichuan Dumplings, de cerdo ibérico al vapor con aceite de chili, me parecieron sublimes y un manjar que me he estado perdiendo todo este tiempo.
Cómo estrella no podía dejar uno de los platos de la comida china que me enloquece el Sichuan Crispy Duck pato crujiente con finas tortitas y salsa hoisin, puerros y pepino.
Preparado en mesa, es un espectáculo, ver lo jugoso que está. Te dejan las tortitas para luego condimentarlo al gusto, junto con su guarnición el Chow Fan Zen Style, arroz frito estilo zen con carne de pato y piña.
Y para terminar un postre dulzón que tanto apetece después de estas cenas llenas de sabor.
Sin duda a partir de ahora, va a ser mi asiático de referencia. Volveré a probar más platos en esa formidable terraza
C. de Velázquez, 80, MADRID Teléfono: 91 485 63 46
Lo que impacta, según entras, es su decoración. Elegante y diferente.
La terracota proviene del italiano “tierra cocida” barro cocido, arcilla, que modelada, se endurece al calor del fuego y se convierte en objetos, a veces sencillos, a veces obras de arte.
Así, el restaurante toma este nombre y basan su filosofía en la artesanía, tanto decorativa como gastronómica.
Los colores naturales de la pared, en ladrillo visto o adobe; el corcho natural en el techo, las mesas en piedra, o algunas, como la que nos tocó a nosotros, de pequeños azulejos colocados uno a uno; las cortinas de lino, la madera; colores y texturas distintas, perfectamente combinadas, multitud de detalles.
La vajilla hecha a mano, preciosa, que resalta la presentación de los platos, junto con una estratégica iluminación, todo conforma un conjunto que resulta en un ambiente tranquilo y muy acogedor.
Mención merece también, la bajada al baño. Una escalera decorada con preciosa cerámica en las paredes y en una pequeña estantería, da paso a unos baños tan originales como el resto del local.
Este entorno te prepara para una cocina a la altura.
Basada en el producto de mercado, cambian la carta conservando algunos fijos. Métodos de cocción largos, consiguiendo fondos y salsas espectaculares y un respeto a los sabores tradicionales de la cocina mediterránea, con algún toque de autor y una cuidada presentación.
Las raciones están pensadas para compartir y se adaptan al número de comensales, si de origen no coinciden con los mismos.
Nosotros empezamos con unas Croquetas de carabinero, velo ibérico y alioli de ajo negro, deliciosas.
Compartimos, también como entrante, los Bombones de pato confitado, setas de temporada salteadas, trigueros y tomillo fresco, imprescindible, un plato espectacular
Los segundos no se quedan atrás.
Fantásticos los Lomitos de bacalao, escalibada al carbón y pil pil ligero de sus jugos, piparras frescas y chips de ajo, ¡casi nada!, una maravilla de combinación.
Tierna, jugosa y con una salsa que quita el hipo, la Carrillera de ternera glaseada con parmentier de patata, una verdadera gozada.
Siguiendo con el disfrute de sus salsas y su productazo la Presa ibérica de bellota al horno de carbón, verduritas salteadas y glacée de vino de marsala.
Y no os olvidéis de dejar sitio para el postre, sobre todo su Tarta árabe de nata y lemon curd, perfecto remate de una cena de lujo.
Su personal cálido y pendiente en todo momento de nuestro bienestar.
Un restaurante ideal para cualquier tipo de celebración.
Cuenta con una barra, unas mesas altas a la entrada donde se puede tomar un coctel artesanal o picotear algo más informal. Aquí impacta también, el gran macramé negro en la pared.
Fotos cedidas por el restaurante
Y atravesando la sala tras una cortina un reservado que se puede transformar para un grupo más numeroso.
Foto cedida por el restaurante
En verano también cuentan con terraza.
En definitiva, para apuntar en la agenda de los fijos para repetir.
Calle del Dr. Piga, 3 MADRID Teléfono: 911 82 69 28
El barrio de Lavapiés siempre ha sido un hervidero de gente en la calle, mesones, bodegas, bares de todo tipo, dieron paso a otras culturas y se llenó de distintas opciones culinarias, indios, árabes, asiáticos, senegaleses, esa mezcla tan característica del barrio.
De un tiempo a esta parte ha aparecido un nuevo nicho gastronómico que convive con todo ello. Son restaurantes que combinan la tradición española con toques internacionales y técnicas más sofisticadas, que cuidan la presentación de sus platos, aportando nuevos aires al barrio.
El caso de La Lorenza es muy especial. Situado en un local donde existía ya una vieja taberna la han actualizado, conservando ese aire típico, manteniendo su gran barra de zinc, los viejos suelos de terrazo, los bonitos azulejos en la pared, muy concurrida para tomar algo informal, da paso a una sala con una sencilla decoración, paredes blancas salpicadas de cuadros y mesas de madera, donde se puede cenar en animada charla.
Porque es ese espíritu, el que transmite este sitio, el de la comida compartida con amigos y las conversaciones interminables, porque aquí no hay prisa, nadie te presiona, los platos llegan al punto, son tremendamente amables y cercanos y dejan que el cliente se tome su tiempo y disfrute del momento.
Foto cedida por el restaurante.
Los responsables de todo ello Xan y Claudia de procedencia gallega plasman en su cocina esas raíces, manteniendo la esencia y mezclándola con sus conocimientos de otras cocinas sobre todo asiáticas.
Así te ofrecen una Tortilla melosa de patata, espectacular.
O la Oreja a la plancha con patata revolcona, que tanto me gustan.
Para refrescar, la Ensalada de burrata con vinagreta de tomate seco, membrillo y pistachos. Me encantó el toque dulce del membrillo con la vinagreta. Un plato abundante recomendable para compartir. Algo bastante común en muchos de ellos.
Uno de los que más me impresionó fueron sus Gyozas de caldeirada de pulpo y espuma de patata ahumada, un guiso tan gallego envuelto en las famosas empanadillas japonesas que rematan con una espuma de miso y mirin, un contraste maravilloso.
Extraordinario también el Canelón de manitas de cerdo, rabo de vaca y setas
Su Steak tartar con tostaditas para amantes de la carne “poco hecha”
En el capítulo de pescados no se quedan atrás. Una fantástica Raya a la mantequilla de P.X me dejó boquiabierta. Una ración muy generosa.
Siempre tienen algo fuera de carta, como estos Tacos de costilla de cerdo asada a baja temperatura deshuesada con salsa hoisin
O unas deliciosas Mollejas de cordero a la plancha y su guarnición
¿Y los postres?
Ay los postres, no podían quedarse atrás.
Fuerte, esponjosa y dulce a la vez su Tarta de queso gorgonzola
Muy original y delicioso el Coulant de almendra con espuma de crema de orujo
Todo ello aderezado y acompañado por un vino de la tierra. Un Mencía de la Ribera Sacra que ya he probado en varias ocasiones. Guimaro.
Un sitio al que he ido un par de veces y que ya va a formar parte de mi agenda
A estas alturas seguro que muchos de vosotros ya sabéis lo que es una Pinsa.
Es una especialidad típica del antiguo puerto de Ostia. Su masa compuesta de una mezcla de trigo, arroz y soja consigue dejarla muy suave por dentro y crujiente por fuera. Cómo además tiene una fermentación larga de unas 72 horas y alto contenido en agua es más ligera y digerible respecto a la tradicional pizza.
En Gustazio son especialistas y a lo largo de estos años que lleva abierto, las he ido probando con distintos ingredientes. Todas exquisitas.
En su pequeño local de aire industrial, con una gran cocina, donde se les ve trabajar y unas pocas mesas, a las que hace ya un tiempo se unió una terraza, que complementa el aforo, se han consolidado en el barrio de los metales, como uno de los mejores restaurantes italianos de la zona. Porque este Gastrobar, como a ellos les gusta llamar, no solo ofrece estas maravillosas Pinsas, sino que además tiene una oferta culinaria mucho más amplia.
Imprescindible su Tagliere Misto compuesta de unos riquísimos embutidos y quesos italianos que acompañan de encurtidos, miel y el típico pan de la región de Cerdeña, el pan Carasau
Sus ricas pastas, a veces sublimes como esta “Carbonara de Tonno” spaghetti con auténtica carbonara y un maravilloso atún rojo Balfegó, conocido como el mejor a nivel mundial.
Y es que otra de las características de su cocina es la calidad de los productos de los que se proveen. Y eso se nota en el resultado.
¡Ay! en cuanto a las Pinsas, ¿Con cuál me quedaría? No sé, están todas tan ricas… Además según pasa el tiempo, van cambiando y renovando la carta, con lo cual además de tomar las que más te gustan, puedes innovar y probar otras nuevas
Esta es la Acquolina con mozzarella, calabacín, queso gorgonzola, speck, un ahumado italiano y con avellanas picadas…
La Coppa compuesta por embutido copa, mozzarella, provola ahumada, queso burrata, tomatitos secos, grelos y berenjena encurtidas.
O también en su versión con jamón en lugar de coppa
Cuando vayáis, seguro que encontráis nuevas pinsas, o parecidos ingredientes con el mismo nombre, siempre en la misma excelencia.
Y para los fuertes paladares la Nerone con tomate picante, mozzarella stracciatella, embutido ventricina picante y hilos de guindilla, explosiva de verdad para los más picantones.
Y como no podía ser de otra manera en los postres también son maestros.
En una taza de cristal presentan un rico Tiramisú, que es apto para los vegetarianos también, dado que se hace con queso mascarpone que se produce a partir de la crema de leche y la coagulación de la nata se lleva a cabo sin cuajo animal.
O el Babbá un bizcocho borracho con crema pastelera clásica y de chocolate.
Y sus ricos Cannoli siciliani
Cómo su nombre indica típico de Sicilia, son unos canutillos rellenos de ricotta dulce con cacao amargo y pistacho. Sin palabras
Luca, Fabrizio y Vania, junto con su equipo, son los artífices de este negocio. Y su amabilidad y calidez hacen sentirte muy a gusto. Hace tiempo que forman parte de mi agenda y seguiré volviendo.
Además, en esos días que no te apetece salir de casa, también puedes disfrutar de sus pinsas porque te las llevan a casa o las recoges allí llamándoles previamente.
Calle de Alonso del Barco, 11 MADRID Teléfono: 911 39 68 63
Una noche huyendo del ajetreado Lavapiés en pleno mes de agosto, encontré una terraza muy agradable cerca de la glorieta de Embajadores. Hasta aquí, nada anormal. Pedimos unas raciones y ahí empezó mi relación con Uskar. La presentación de sus platos, la amabilidad de su personal me conquistó, y aún quedaba lo mejor, probar su cocina en el restaurante.
Así que volví y volví.
El nombre de Uskar es el que dieron los musulmanes a la ciudad de Huéscar en Granada, una ciudad que por su ubicación en aquellos días a veces era musulmana y a veces cristiana.
Quizás por eso José Miguel Valdivieso chef del lugar tiene tantas influencias en sus platos, en lo que podríamos llamar sin lugar a dudas cocina de autor. Ya que con un producto tradicional y de temporada crea mezcla y le da una vuelta a recetas de las que consigue sabores diferentes.
La apariencia exterior no le hace justicia. Cuando entras, una sala coqueta, con colores cálidos y mesas desnudas de madera, pequeños detalles en las paredes y una librería-bodega con sus mejores caldos, otro de los alicientes del restaurante. Una interesante bodega con muy buenas referencias a cargo de Raúl García, jefe de sala y sumiller, que se encarga de recomendarte un vino que maride perfectamente con el menú. Yo siempre me dejo aconsejar por él y no me ha ido nada mal.
Y ¿qué se puede degustar?
Entre sus fijos de carta son exquisitas sus Sardinas en vinagre con mojo verde
O unos originales Torreznos crujientes con mayonesa de kimchi, un toque coreano a un producto tan tradicional y que le da un gusto muy especial.
Tampoco faltan sus maravillosas croquetas, nosotros las probamos de chipirones y camarones, fantásticas, o los Fingers de bacalao con mayonesa de kimchi con un suave rebozado y esa salsa que incluyen en alguna de sus raciones.
Otro clásico de la casa es el Calamar a la brasa con pipirrana, una imagen vale más que mil palabras.
Y exquisitos y para repetir mil veces los Canelones de carrillera al curry rojo y bechamel de coco
Y … los fuera de carta ¡increibles!
Unos Níscalos guisados con patatas, huevo frito trufado y trufa rallada, riquísimos un plato que si os lo ofrecen tenéis que probar.
Otro día nos ofrecieron una versión con chorizo, muy bueno también aunque yo prefiero el anterior.
Sin duda el que me dejó impactada fue el Cuello de cordero a baja temperatura con puré de patatas violeta y setas, un timbal de tierno y jugoso cordero deshuesado, muy pero que muy recomendable. Lo repiten a menudo con lo cual igual tenéis suerte y os lo ofrecen el día que vayáis. Creo que deberían meterlo en carta porque es impresionante.
Otro de los impactantes Taco de atún con plátano granada y tirabeques
A estas alturas creo que ha quedado claro por qué he vuelto y seguiré volviendo… y quedan los postres.
Su riquísima versión del Lemon Pie con helado de lima, gel de limón, mousse de tomillo limonero y merengue seco
O La Tarta de queso azul con cremoso de toffee salado, para paladares un poco más fuertes.
Y ¿Quién no ha disfrutado en su niñez de una merienda de pan y chocolate? Pues esta es la versión de José Miguel Valdivieso en Recuerdos de la Infancia, un cremoso chocolate con sal y perlas de aceite virgen acompañado de un rico pan tostado. Una delicia.
Y ¿Cómo no? Aquí también hay sorpresitas fuera de carta como la
Espuma de castaña con gel de albaricoque y chocolate blanco, tierra de galleta, crujiente de sésamo y merengue seco negro, brutal, maravilloso.
Así es esta joyita escondida en un barrio normal cuyos vecinos tienen mucha suerte de tenerlo tan a mano. Yo por mi parte seguiré disfrutándolo siempre que pueda, pues ya forma parte de mi agenda.