HOSPEDERÍA DE LOS PARAJES
Mayor 46, 48
LAGUARDIA
ÁLAVA
Teléfono: 944 58 06 20
Si hay un lugar en donde se multiplican los detalles positivos ¡este es el lugar!
Si hubiese que seguir un curso de atención al cliente, el personal de este hotel sería el mejor ejemplo.
Desde el minuto uno, en la recepción la amabilidad está muy por encima de la media. La profesional que nos atendió no solo nos hizo una recepción correcta, sino que en un momento nos hizo una perfecta descripción turística de los alrededores.
A partir de ahí todos en el hotel se desviven por hacerte la estancia agradable, llenándote el día de múltiples pequeños detalles, anticipándose a tus deseos, es realmente increíble y una grata sorpresa en unos tiempos en los que abunda todo lo contrario.

En cuanto a la decoración es una maravilla todo el hotel. Está construido dentro de la muralla de Laguardia con dieciocho habitaciones diferentes. En el centro tiene un patio con chimenea, zona común muy acogedora donde se puede charlar o pasar un rato tomando un café, sentados en sus cómodos sillones de piel.
Cuentan también con Spa con distintos tratamientos, alguno de ellos basados en la vinoterapia y masajes personalizados.
Uno de los sitios más originales es el famoso Calado, una gruta excavada en el subsuelo en el siglo XVI para guardar los alimentos y el vino durante todo el año a una temperatura constante y que tienen convertido en un espacio con una pequeña tienda gourmet con vinoteca y mesas para degustar vinos y tapas.


Es un sitio acogedor y muy original con las barricas a modo de mesas altas y numerosas antigüedades como objetos decorativos.
Al llegar al hotel tienen el detalle de invitarte a una copa de vino para tomarla aquí, una de las noches que dura tu estancia.
Es impresionante pasear a lo largo de la gruta pensando que atraviesa por debajo toda la plaza del pueblo.

De las habitaciones yo recomiendo la 301, es perfecta para una escapada romántica. Posee un jacuzzi decorado con mosaicos dedicados al dios Baco.
La combinación en el resto de la estancia de piedra y madera, los colores cálidos y el original mobiliario la hacen muy acogedora. Quizás lo que se echa en falta es una ducha separada del jacuzzi, que por la mañana resulta poco práctico, pero todo es tan perfecto que lo perdono.

El desayuno lo sirven en uno de los dos restaurantes que posee el hotel, llamado Las Duelas, un espacio decorado con barricas y como detalle curioso una parte del suelo de cristal desde donde se puede ver el Calado.
Como en el resto del hotel el personal está pendiente de agradar, con una variedad de platos recién hechos para empezar el día con energía y recorrer la zona, que es preciosa.
Una noche cenamos en el otro restaurante del hotel, más formal Los Parajes, pero este merece una entrada aparte.(enlace)
Sin lugar a dudas este es un sitio al que volveré.
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