RESTAURANTE CAFÉ ROYALTY

Plaza de Candelaria / Esquina Obispo Urquinaona
CÁDIZ
Teléfono: 956 078 065

El Café Royalty fue el más visitado de la ciudad en los años treinta, frecuentado por intelectuales, políticos, músicos y artistas y donde incluso Manuel de Falla deleito al público con sus conciertos. Cerrado durante décadas, hoy es un restaurante fantásticamente restaurado conservando su decoración original, cuidando hasta el último detalle, con escayolas recubiertas de pan de oro, mobiliario de principios del siglo  XX y pinturas adornando el techo, al más puro estilo Art  Nouveau.

Situado en una esquina de la Plaza de la Candelaria llama poderosamente la atención cuando pasas por allí. De hecho fue paseando como lo descubrimos una noche y reservamos para cenar al día siguiente.

Solo por contemplar su decoración merece la pena aunque solo sea tomarse un café.

Tiene dos partes, una zona más orientada a los desayunos, meriendas y picoteos y el restaurante más formal. Lo malo es que no tienen una separación física, lo que hace que la zona de comedor pierda parte del carácter romántico que imprime todo el local   .

Cuando llegamos estaba semivacío, nadie para cenar y tan solo un par de mesas ocupadas con gente tomando una cerveza y así siguió el resto de la noche, a pesar de que la plaza estaba a rebosar de gente paseando o en las terrazas, era Semana Santa y la ciudad estaba llena.

Es una pena, porque la cena estuvo bien y la atención del camarero, que hizo lo imposible por satisfacernos, también.

Tomamos un menú degustación con maridaje, lástima que no tenían el plato estrella del menú y por lo que es más conocido el restaurante, el tartar de atún, pero en general todo estuvo en conjunto muy correcto.

Quizás el fallo sea la relación calidad, precio. En comparación con la oferta de la ciudad, que es mucha y muy buena, es poco competitivo, la cocina  no está a la altura de otros lugares visitados, pagamos 110 euros por un menú cerrado, que no está nada mal, pero los precios tienen que ir en consonancia con todo lo que se ofrece y este local puede ofrecer más, incluso con más precio.

Pero naturalmente el cliente exige más y hay detalles que son imperdonables, como que el baño esté sucio y estaba muy sucio, seguramente porque lo utiliza gente, que no está cenando, vimos pasar alguna que otra persona directamente de la calle, éramos muy pocos y era fácil observarlo.

Quedan dos soluciones o tienes a alguien que cuida que esté impecable siempre o evitas que pasen personas que utilizan el local como un baño público. En un sitio de este nivel no tiene ninguna explicación.

Deberían darle una vuelta, para no perderlo. Es un local fantástico que merecería estar lleno todas las noches.