ASIA GALLERY
Plaza de las Cortes, 7
MADRID
Teléfono: 913 60 00 49
Hacía mucho tiempo que quería probar este restaurante. Un familiar muy cercano me había hablado maravillas, de las muchas veces que había ido antes de la pandemia.
Así pues, aprovechamos un encuentro festivo y familiar para probarlo, pero me temo que las maravillas se quedaron en el pasado.
El entorno, desde luego, es fantástico. Situado en el Hotel Palace, ya de por sí es una grata experiencia cruzar su maravillosa rotonda.


Entrar en el restaurante impresiona. Decorado al estilo oriental de los años 20, con sedas, pinturas y muebles de gran calidad, que recuerdan a la China Imperial, con múltiples detalles, como sus esplendidos cuadros originales, lámparas, jarrones, un sinfín de piezas que hacen del sitio un lugar único, de donde no puedes apartar la vista contemplando su glamour.


Tiene también, apartados rincones en distinta altura, en una suerte de baldaquino con cortinas, para más intimidad de pequeños grupos, muy coqueto.


Hasta aquí todo perfecto. Desde aquí todo por mejorar.
Me hablaron de la calidad y calidez en la atención. Pues, o no tuvimos un buen día, o esto ha pasado a la historia. La actitud displicente y bastante fría con que nos recibió el encargado de la sala, te predispone a un momento de decepción.
Como mis acompañantes ya habían estado, tenían preferencias en el menú, aun así, no obtuvimos ningún consejo para los que no habíamos estado nunca. Una comanda tomada con bastante prisa para el lugar y el precio que tiene, y unos camareros despistados y malhumorados.
En cuanto a la cocina, como no podía ser menos todo estaba delicioso he de decir.
Empezamos con unos Dumpling de pollo a la plancha

Unos Rollitos crujientes Nemesio, un plato de origen vietnamita
Y una selección de verduras salteadas
Como platos principales pedimos el Pato asado al estilo cantonés

Y su plato estrella el Pato lacado estilo Pekín del que debo decir que está exquisito. Lo sirven enrollado en crepes con puerro y pepino que le dan un toque muy jugoso, aunque al parecer antes lo trinchaban delante del cliente y esto también se ha perdido. Lástima porque hasta en los restaurantes más modestos lo he presenciado y suele ser un espectáculo. No me gustó el detalle de que ya los sirviesen hechos, no me parece adecuado para este nivel de restauración.

En los postres
Un Coulant de chocolate con helado de vainilla
Y Crujientes de frutos rojos y maracuyá.

La verdad es que me ha quedado un recuerdo agridulce. Por una parte pasé una velada estupenda por compartir momentos familiares entrañables y la comida estaba bien, pero las expectativas que tenía puestas se vieron frustradas por un desigual resultado. Creo que o tuve mala suerte o viven del recuerdo de tiempos pasados. Una lástima para un local tan bonito, espero puedan mejorar.

