EL CLUB ALLARD
Ferraz 2
MADRID.
Teléfono: 915 59 09 39
Tenía muchas ganas de ir, pero hay lista de espera y es difícil la reserva, si no es con un poco de antelación. Puede que fuese debido al verano, esta vez lo conseguí.
El Club Allard está en un edificio modernista de principios del siglo pasado, La Casa Gallardo. Se inauguró como un club privado y conserva ese aire de exclusividad y sobriedad de los sitios reservados para una élite. En 2003 se abrió al público y se fue convirtiendo en lo que es hoy, un referente culinario en la Capital, con dos estrellas Michelín.
No tiene ningún rotulo en el exterior, se accede por el portal del edificio y está situado en la entreplanta donde enseguida salen a recibirte, detalle, que desde el primer momento, te introduce en lo que a partir de ese momento va a ser una experiencia de sensaciones únicas.
Su elegante decoración en tonos neutros, blancos, grises, negros, solo rotos por los impresionantes espejos barrocos y unas magnificas lámparas de araña invitan a una tranquila velada y a disfrutar de la experiencia.
El restaurante obtuvo las dos estrellas Michelín de la mano de su antiguo Chef Diego Guerrero. Al marchar este, su mano derecha María Marte se convirtió en la nueva Chef y revalidó en 2014 las dos estrellas. Es admirable la biografía de esta mujer, una historia de trabajo y superación, empezando desde muy abajo cuando vino de la República Dominicana y como llegó hasta ocupar el lugar destacado en la gastronomía madrileña que ocupa hoy.
No conocí la cocina de Diego Guerrero pero lo que hace María es extraordinario.
En este nivel de restauración es difícil explicar las sensaciones de cada uno de los platos y lo más interesante es descubrirlos por uno mismo sin que te desvelen ningún secreto.
Ofrecen tres menús o viajes gastronómicos: Encuentro, Seducción y Revolución.
Como no descarto volver algún día elegimos el primero que consta de 3 aperitivos, 2 primeros, 2 segundos y dos postres.
Y empezó la fiesta. A lo largo de todo el menú María incluye ese toque de platos de su tierra, fusionándolos de una manera muy sutil con distintos guiños, pequeños detalles incluidos perfectamente en cada plato.
Como aperitivos una Anguila Ahumada con Rocoto y Cocoblanco, perfecta la mezcla del rocoto, una especie de pimiento picante usado en America Latina, combinado con la leche de coco y el suave ahumado de la anguila, exquisito.
Después ¡ah! ¡Sorpresa! como si de una cervecita se tratase nos sirven un Chupito de Pez Mantequilla y esparrago blanco al que acompañaba una tostada con huevas de salmón y perlas de aceite de oliva, un plato muy original tanto de aspecto como de sabor.
Para terminar con un bocado delicioso el Cupcake de Huevo de Codorniz y trufa.
Cuando todavía estas deleitándote con esta mezcla de sabores empiezan los primeros platos.
Arroz del Mar, trampantojo que no desvelo para sorpresa cuando vayáis.
Y Pato a la Brasa con maíz, estupendo el punto del pato y una de las cosas que más me ha gustado de la cocina de María es que siendo muy original tanto en sabores aromas y presentación, como no podía ser menos tratándose de este tipo de restaurantes, respeta mucho el producto original, algo que en otros locales no suele darse. Aquí el pato es pato, el asado, asado y el rape, rape independientemente del adorno, el tratamiento del plato etc.
Como segundos, Sancocho de rape acompañado de plátano frito, en esa fusión de la que hablaba anteriormente. Y Asado Negro, otro ejemplo de plato de origen dominicano pero hecho con secreto ibérico, para mi gusto este fue el más flojo o quizás es que yo a este nivel ya tenía las expectativas muy altas por lo probado anteriormente.
Los postres forman parte de la historia más íntima de María Marte, según he leído en distintas entrevistas que le han hecho últimamente.

Foto de la web del restaurante
La Flor de Hibiscus con Pisco Sour, fue su primera creación dulce, un trampantojo muy trabajado a base de frambuesa, crumble de pistachos y la originalidad de una espuma de Pisco Sour, todo ello en forma de Flor de Hibiscus. Al parecer tanto éxito ha tenido el plato y tanto es el cariño que le tiene, que posee un tatuaje con esta flor en homenaje al postre creado. Desde luego está delicioso.
Otra maravilla es La Pera- Piña también recordando a la niñez de la Chef al parecer por unos zumos que tomaba de pequeña en su tierra que se llamaban así. Se trata de una pera de chocolate rellena de espuma de piña, sublime.
Y para terminar La Pizarra, unos dulces a modo de tizas y letras como si de un pizarrín escolar se tratase, muy original.
El vino a un precio razonable con respecto al nivel del local.
El personal con una atención esmerada como no podía ser de otra manera y destacando la amabilidad de María Marte, saliendo a saludarnos al final de la cena ocupándose de que todo hubiese estado perfecto, encantadora.
El detalle de dar antes de irte el menú con la fecha como recuerdo pone el broche a una noche perfecta.